Si se apaga no había nada,
sin rostro siempre se marcha...
tira todo atrás.
La deriva se presenta
deliciosamente vacía,
entorpece el plan.
Si se apaga no había nada,
nada que consumir
para que después existieran las cenizas.
Luego el viento levantará la nada
describiendo los encuentros imaginarios
en lugares imaginarios
de amor imaginario...
No es su culpa,
sin rostro siempre se marcha...
¡Niña! nunca está bien tu mente...
Ese mundo... si se apagó no había nada.
Te deja en la curva y desfila allá
un poco más allá.